Al abrigo de la centenaria Torre de Guzmán y cerca, muy cerca, de La Chanca, se encuentra el Museo de las Raíces Conileñas, que abrió sus puertas allá por 1979 y que, desde entonces, se ha convertido en la mejor exposición posible para acercarse y adentrarse en las tradiciones y forma de vida de este bello pueblo marinero.
Legado en el que ocupa un puesto destacado la pesca y, muy en especial, esa arte que los fenicios convirtieron en motor de la economía conileña, la almadraba.
Maquetas, fotos, redes, anclas, herramientas diversas e incluso restos de grandes cetáceos nos hablan de esa forma de interpretar el mar tan especial de los conileños.
Del mismo modo, el Museo de Raíces Conileñas nos invita a conocer los orígenes de su afamada huerta, de su agricultura, y recrea las antiguas casas de los pobladores de Conil.