Aunque a simple vista pueden no ser visibles, son una de las huellas de pesca artesanal y sostenible más antigua de la costa de Cádiz. Declarados conjunto histórico, los corrales de Chipiona tienen sus orígenes en las épocas romana u árabe.
Se trata de recintos cercados de piedras, unidos de forma natural por ostiones, escaramujos, lapas y algas, que aprovechan el movimiento de las mareas para facilitar la captura en su interior de una rica variedad de peces y mariscos.
La época más propicia para pescar en los corrales es entre enero y mayo para el choco y de mayo a octubre para el pescado.