A caballo entre Chiclana y Conil, Roche es un pequeño paraíso donde la naturaleza cobra un protagonismo especial. Un enorme manto de pinares nos conduce hacia unos acantilados que se asoman a dos pequeñas calas que convierten este espacio en un lugar idílico.
A resguardo de los vientos de Levante, Cala Encendida y Cala de Roche se convierten cada verano en destino preferente de aquellos que buscan una playa diferente.
Aunque la ocupación es moderada, hay espacio suficiente para disfrutar con seguridad de estas dos pequeñas playas delimitadas por acantilados y rocas también en estos meses de temporada alta.
Con marea baja es posible pasar de una a otra por la orilla e incluso también podremos llegar a la extensa playa del Puerco, que no es otra que la continuación del tramo chiclanero de La Barrosa en su zona más próxima a Novo Sancti Petri.
Para llegar a Cala Encendida, la mejor opción es acceder por la misma calle donde se encuentra el afamado restaurante El Timón de Roche, mientras que si optamos por la Cala de Roche el acceso más cómodo es junto al Hotel Ilunión Calas de Roche.
En la frontera ya de la urbanización de Roche podemos disfrutar también de otras pequeñas calas, como El Frailecillo y El Pato, por citar tan sólo las dos más amplias, amplitud moderada que también nos ofrece la Cala del Tío Juan Medina y no tanto ya la Cala del Faro, antes de llegar precisamente al faro de Cabo Roche, situado a escasos metros del puerto de Conil.