Con nada menos que 69 metros de altura, el faro de Chipiona es el más alto del litoral español y uno de los más altos de Europa y el mundo. Prueba de ello es que para alcanzar su zona más elevada, en la que se ubica su potente lente, hay que subir nada menos que 344 escalones a través de una escalera de caracol.
De figura inspirada en las columnas conmemorativas romanas, visitarlo y subirlo es un auténtico privilegio, ya que nos regala impresionantes vistas de una localidad marinera, cuyo paisaje configuran sus barquillas, corrales pesqueros, playas de fina arena y casas encaladas.
Su historia está ligada a uno de los paisajes de mayor belleza natural y trascendencia histórica de la costa de Cádiz, la desembocadura del Guadalquivir, único río navegable de España.
Las señales que emite, así como la que produce la baliza de Salmedina, señalan la Punta del Perro y el arrecife de Salmedina, orientando a los marinos que pretenden embocar la entrada del río Guadalquivir. Sirve además como faro aéreo para la navegación de aviones.
El material que se utilizó para su construcción (se inició el 30 de abril de 1863) fue piedra ostionera de Chipiona y Rota, losas de Tarifa y materiales procedentes de Sierra Carbonera, entre los municipios de San Roque y La Línea.