Eslabón del conjunto de centinelas de piedra situadas al borde del mar y que mediante señales de humo y fuego alertaban de la presencia de barcos enemigos, piratas; la Torre Bermeja marca el final de ese perfil de acantilados que nace en las proximidades de Sancti Petri y se extiende hasta la playa de La Barrosa.
Cilíndrica, de mampostería, cúpula de ladrillo y apenas diez metros de altura, debe su nombre al color bermejo de la tierra sobre la que descansa.
‘Hermana’ de la Torre del Puerco, forma parte de ese triángulo mágico que culmina el Castillo de Sancti Petri.