La Chanca, recinto almadrabero que refleja y atesora en sus muros la época más dorada del sector en Conil de la Frontera, será, del 5 de mayo al 4 de junio, el mejor de los escenarios posibles para acoger la cita por excelencia del atún rojo de almadraba; la que abrió las puertas a las degustaciones y puesta en valor de este producto top. Hablamos de la Ruta del Atún de Conil, que este año celebra su XXV edición.
Será un mes por y para el atún rojo, en el que casi una treintena de establecimientos de la localidad pondrán su ilusión, creatividad y buen producto para ofrecer nada más y nada menos que 250 elaboraciones en torno a la veintena larga de piezas (mormo, parpatana, tarantelo, lomo, ventresca, morrillo, ventresca…) que dan forma al esqueleto del conocido como el ‘ibérico del mar’.
Como ya es tradición, esta ruta dará comienzo con una degustación popular el 5 de mayo, con un sinfín de propuestas, tradicionales e innovadoras, elaboradas por cocineros con un amplio conocimiento de un producto al que la cocina conileña lleva ligada y rinde honores desde tiempos inmemoriales. Con posterioridad, hasta el 4 de junio, las puertas de bares y restaurantes sorprenderán a los amantes del atún rojo con sus propuestas.
La tradicional cita con el flamenco y el sorteo de diez lotes de productos entre quienes, cuando menos, visiten tres restaurantes serán otros alicientes de esta Ruta del atún de Conil.
Tal y como destacó Juan Bermúdez, alcalde de Conil de la Frontera, con motivo de la presentación de esta nueva ruta, “nuestro atún abandera la propuesta gastronómica de la localidad”.
ALMADRABA DE BUCHE. Es la que, desde hace décadas, se practica tanto en Conil de la Frontera como en Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa. Esta almadraba se asemeja a un laberinto de redes, por el que, desde la entrada entre las raberas de tierra y fuera (las más cercanas a la costa), los bancos de atunes rojo se van dirigiendo (cámara, buche y mojarcio) hasta llegar al copo, donde tienen lugar las ‘levantás’. No obstante, antes (hasta mediados del siglo XIX), en Conil de la Frontera se capturaba el atún con la llamada almadraba de tiro. A diferencia de la de buche, que se arma para la temporada de capturas, ésta era móvil. Mediante embarcaciones y grandes redes, los almadraberos acercaban los atunes hasta la orilla, donde eran capturados ‘cuerpo a cuerpo’.