Compuesta por una sucesión de siete pequeñas calas al abrigo de una espectacular franja de acantilados, se antoja la zona ideal de baño y descanso cuando los fuertes vientos de levante hacen acto de presencia.
La amplitud de las zonas de arena de estas calas, especialmente en la denominada como Cala de Roche, depende del movimiento de las mareas y a algunas, incluso, solo se puede acceder cuando impera la bajamar.
Frecuentadas, algunas, por nudistas, pasear por el sendero que las recorre por la parte superior de los acantilados es todo un placer, ofreciéndonos vistas inolvidables.
ES… el gran refugio en los días de viento de Levante