Por lo que parece, Cádiz, su costa, no solo es atractiva para ti o para nosotros. Según se aprecia en los últimos tiempos (debido en gran medida al cambio climático y el calentamiento de las aguas), cada vez son más las especies de otras latitudes (plantas y animales) que se aventuran a ‘visitarnos’ e, incluso, que se establecen en nuestras aguas.
Especies que, en algunos casos, no solo se establecen, sino que invaden nuestros fondos marinos y playas (caso del alga asiática), o que, como ocurre con el cangrejo azul, ponen en peligro especies tan ‘gaditanas’ como el cangrejo verde o coñeta.
La última de estas especies (en este caso hablamos de un gasterópodo) en visitarnos ha sido el dragón azul, que, debido a su mala fama (contiene un veneno que puede provocar una reacción corporal a los que entren en contacto con él), ha provocado el cierre de la playa linense de Santa Bárbara.
Dicho veneno (toxina) tiene su origen en su alimentación, ya que su dieta es a base de medusas como la carabela portuguesa, generando en quien entra en contacto con él picor, escozor e, incluso, vómitos o reacciones alérgicas.
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Con una dimensión máxima de 3,5 centímetros, el ‘glaucus atlanticus’ (así es su nombre científico) se desplaza con las corrientes marinas y, si bien es cierto que ya se había avistado en otras zonas de España, su presencia en nuestro litoral era desconocida hasta ahora.
Destacar que, según ha señalado a La Voz de Cádiz Juan Lucas Cervera, catedrático de la UCA y experto en babosas marinas, “la densidad de células urticantes que hay en un tentáculo de una carabela portuguesa es infinitamente mayor a la que puede almacenar el dragón azul”.
Así que lo que toca es tener cuidado y, si avistas un dragón azul (al igual que a otra medusa), alejarte de él y, en ningún caso, cogerlo.
